
Por Catalina Frigerio Dattwyler
Cada 17 de mayo, al celebrar el Día de Internet, se nos presenta una valiosa oportunidad para reflexionar sobre el papel que esta tecnología desempeña en nuestras vidas. Desde su creación, Internet ha transformado radicalmente la manera en que nos comunicamos, accedemos a la información y participamos en la vida pública. Sin embargo, su rápida expansión y adopción, junto con la irrupción de la inteligencia artificial, han traído consigo consecuencias no previstas, como la propagación de desinformación, la concentración de poder en manos de unas pocas plataformas y la erosión de la privacidad. Estos desafíos nos obligan a cuestionar la dirección que está tomando el desarrollo digital y a reconocer que la tecnología nunca es neutral; está moldeada por las decisiones y valores de quienes la crean y utilizan. Por ello, es esencial preguntarnos: ¿Qué Internet queremos construir para las próximas generaciones?
Vivimos en un entorno digital cada vez más controlado por grandes plataformas que priorizan intereses comerciales sobre el acceso al conocimiento, la participación ciudadana y el fortalecimiento de nuestras democracias. Un internet que responde exclusivamente a la lógica del mercado es un internet que nos ha ido alejando de su promesa original: ser un espacio abierto, libre y diverso donde las personas puedan informarse, aprender y colaborar. Por eso, desde Wikimedia Chile, en línea con lo propuesto por UNESCO, promovemos una visión de Internet para la confianza, para que sea un espacio inclusivo, seguro, abierto y centrado en los derechos humanos.
Parte clave de esta visión son los bienes públicos digitales, recursos digitales que son de acceso abierto y libre, diseñados para ser utilizados y reutilizados por cualquier persona sin restricciones. Estos incluyen software de código abierto, datos abiertos, contenidos educativos libres, estándares tecnológicos abiertos y modelos de inteligencia artificial accesibles. Su característica principal es que su uso por una persona no impide que otros también los utilicen, y no se agotan con su uso. Estos bienes son fundamentales para garantizar que el conocimiento y la tecnología beneficien a toda la sociedad.
Frente a los desafíos actuales, fortalecer los bienes públicos digitales no es solo una aspiración idealista; es una necesidad urgente. Es el camino para garantizar un acceso equitativo al conocimiento, para proteger la diversidad cultural en el entorno digital y para recuperar nuestra capacidad de decidir sobre la tecnología que nos afecta.
Para fomentar la creación y el uso de bienes públicos digitales, es fundamental implementar políticas públicas que promuevan la apertura y reutilización de recursos digitales. Esto incluye establecer mecanismos para que su financiación sea sostenible (subvenciones, cooperación público privada); obligar al uso de estándares abiertos y soluciones de código abierto en proyectos del sector público; reconocer su importancia de manera pública (premios, certificaciones); y educar y capacitar respecto a la importancia en su contribución.
En este Día de Internet, reafirmamos desde Wikimedia Chile nuestro compromiso con un ecosistema digital que priorice el acceso equitativo al conocimiento y la participación ciudadana. Reconocemos que los bienes públicos digitales son fundamentales para construir una sociedad más justa e inclusiva. Por ello, instamos a todos los sectores—gobiernos, organizaciones y ciudadanía—a colaborar en la creación y fortalecimiento de estos recursos. Sólo mediante esfuerzos conjuntos podremos garantizar que Internet siga siendo un espacio abierto y democrático, al servicio del bien común y las generaciones futuras.
Sobre la autora
Catalina Frigerio Dattwyler
Directora de Incidencia y Políticas Públicas en Wikimedia Chile
Abogada (Universidad de Chile) especializada en tecnología, privacidad y propiedad intelectual. Magíster en Análisis Económico del Derecho como parte del programa Erasmus Mundus Programme de la Unión Europea y MPA en Tecnología Digital y Política de la University College de Londres.