Discurso inaugural de la Conferencia Wikimedia Chile 2015

Discurso Inaugural Conferencia Wikimedia Chile 2015

Convenio de Colaboración entre Wikimedia Chile y la Biblioteca Nacional

26 de marzo de 2014

«Liberar es empoderar»

Lo primero es decirles que estoy muy contento de estar aquí hoy, y de haber podido firmar este Convenio de Colaboración entre la Biblioteca Nacional y Wikimedia Chile a nombre de nuestra Corporación.

Creo que por un momento, hace unos minutos, atenuamos un poco la velocidad con que transcurre el tiempo. La firma de este convenio, tiene esta propiedad. Atenuamos un poco esta velocidad, porque estamos reunidos aquí, para estar presentes y ser testigos de este acto.

¿Cómo llegamos hasta aquí?

Nuestra primera reunión con la Biblioteca Nacional y Memoria Chilena la sostuvimos el 19 de junio de 2014, desde ese momento se cumplen hoy nueve meses y una semana. Nueve meses en los que con mucha voluntad y trabajo, desarrollamos en conjunto el texto de este convenio que nos convoca hoy.

El mismo, en su punto SEXTO establece que: «se propiciará e intentará que la información y/o material que se intercambie en virtud de este acuerdo se libere, entendiendo liberar, como el acto de distribuir la información y el material, cuando sea posible hacerlo, a través de licencias libres del tipo Creative Commons u otras compatibles con los proyectos de la Fundación Wikimedia».

Siento que este párrafo define el primer gesto para desarrollar una cultura de la liberación de contenidos, y el valor de esto es que, al liberar, abrimos las puertas para la construcción y generación de más conocimiento. Es permitir la posibilidad de que nuestra sociedad se haga cargo de su historia, de su pasado, y a su vez, establecer una forma que permita ampliar esta historia, y convertirla en más y mejor conocimiento, esto solo puede beneficiarnos como sociedad.

De acuerdo al sitio web de la Biblioteca Nacional, su misión consiste en «recopilar, preservar y difundir los diversos materiales bibliográficos, impresos y en otros soportes, que forman parte de la memoria colectiva nacional, a fin de posibilitar el acceso a la información y al conocimiento contenidos en sus colecciones, a todos los usuarios presenciales y remotos de la comunidad nacional e internacional que lo requieran».

Esta declaración llama inmediatamente mi atención, cobrando una inusitada familiaridad, y me trae a la memoria algo más. ¿No se parece la misión de la Biblioteca Nacional, a la nuestra en el mundo Wikimedia?

Pensemos en lo siguiente un momento: «Imagina un mundo en donde cada persona del planeta pueda tener acceso libre a la suma total de todo el conocimiento humano».

Esa es nuestra misión en el mundo Wikimedia.

Conceptualmente se asemejan enormemente, y en esa similitud resalta entonces, que la Biblioteca Nacional es un aliado natural nuestro, y uno tremendamente potente por lo demás. De hecho, eso es lo que logramos consolidar hoy también, el reconocimiento de nuestras semejanzas, y la manifestación formal de esta voluntad de ayudarnos mutuamente.

Por eso me atrevo a decir, que la misión es la ruta del convencimiento.

Acá, quiero permitirme un espacio para plantear una idea sobre dominio público, no desde un punto de vista legal, sino que conceptual y emocional.

De acuerdo a la R. A. E., el dominio es: [El] poder que alguien tiene de usar y disponer de lo suyo; y lo público es: [Lo] notorio, patente, manifiesto, visto o sabido por todos. Ambas dos en sus primeras acepciones.

Es una bonita combinación la que nos regala la R. A. E. y la recojo. Desde este regalo de la definición, podemos sentar un primer pie, y establecer una aproximación a lo que sería una definición —en estado de intuición— del dominio público: «El poder que tenemos de usar y disponer lo visto o sabido por todos».

Pero pareciera que nos falta una pieza, ya que no podemos usar y disponer de lo que no tenemos, valga la redundancia, a nuestra disposición. Tal vez el eslabón que nos entrega esta reflexión sobre la ruta del convencimiento, podría ser la del presente. Es la entrega del presente, la que en nuestra latinidad nos permite, además de construir el cariño, disponer de aquello que se nos dio, y por añadidura, solidificar el convencimiento.

Podemos añadir a nuestra definición entonces que el dominio público es: «El poder de usar y disponer, en la entrega, de lo visto o sabido por todos»

Si lo analizamos visto de ese modo, para posibilitar el acceso, hay que generar apertura y compartir. Permitir el adentrarse en la entrega, y permitirnos a su vez, abrir el presente como regalo.

Sí, sin convencimiento no puede haber voluntad, y ahí radica lo primordial. Si queremos «posibilitar el acceso a la información y al conocimiento […] a todo [el mundo] […] que lo requiera», tenemos que plantearnos la posibilidad —en esta oportunidad que surge— de reflexionar sobre lo que es el dominio público, y el patrimonio cultural común que el mismo gobierna, y desde esta reflexión concebir la posibilidad de dar lugar a la entrega, no como un favor, sino que como un derecho ciudadano sobre el cual pueda ejercitarse el dominio público de lo que nos pertenece.

No retener, sino que liberar.

No puedo sino citar el eslogan de Memoria Chilena, que por lo demás me encanta: «Digitalizar es democratizar», creo que es cierto, y si digitalizar es democratizar, entonces «Liberar es empoderar».

Es por eso que, tenemos que adueñarnos de este momento, en el entendido de que compartimos esencialmente la misma misión.

Creo firmemente que, en esta era digital, la exposición de material ante el escrutinio público, protege y preserva.

Mientras más miradas estén concentradas sobre algo, más resguardado ese algo se encuentra, construyendo la verdadera preservación en su simultánea exposición pública, y para lograr lo anterior, requerimos además, construir una difusión acorde a esta era, la que resulta posible a través de la amplia liberación de contenido.

Creo que solo así podremos construir un futuro, en equidad, que regenere, fomente, construya y amplíe la memoria colectiva, con voluntad de liberar al dominio público, convencidos de que es un derecho ciudadano, un derecho a prueba de todo, y una necesidad primordial de un Chile que se desarrolla, además de una de las herramientas más potentes para conseguir este último fin.

Estoy convencido de que con esto colaboramos a que Chile y el mundo sea un mejor lugar, y que la firma de este convenio es el comienzo de la ruta correcta para lograr aquello.

Eduardo Testart Wiegand

Presidente de Wikimedia Chile